sábado, 20 de agosto de 2011

Frase (I)

- Ten claro esto: las cosas siempre podrán ir mejor y siempre podrán ir peor. Sé, pues, suficientemente humilde como para valorar lo bueno y valiente para mejorar lo malo.


Oriol Talló Parra

miércoles, 17 de agosto de 2011

Sobre el optimismo, el pesimismo y el realismo.

Toda la vida nos han acompañado estos tres conceptos. Optimismo, Pesimismo y Realismo. Des de hace tiempo, creo que el Realismo no existe.


Se tiende a utilizar el realismo como un punto medio entre un pensamiento (o pensador) optimista y uno de pesimista. También se utiliza como una justificación (- ¡Oh, pero qué pesimista! - ¡Que no, que lo que yo soy es realista!), como si el hecho de tener una visión más pesimista (normalmente) u optimista del supuesto punto medio dotase de menos credibilidad la reflexión o el pensamiento en cuestión.


Creo que se trata de un gran error.


Primeramente, hay que concebir qué es el optimismo y el pesimismo, y qué es la realidad. Tanto el pesimista como el optimista ven dentro de la botella la misma cantidad de líquido, la mitad. La diferencia entre el optimista y el pesimista no recae en la apreciación del que perciben. ¡No ven cantidades distintas de líquido! El que será completamente distinto será cómo ésta situación les causará una sensación o emoción totalmente (o ligeramente) dispares. Es decir, la “realidad”, la distancia a la que están el pesimista y el optimista de la realidad objetiva (salvando todas las limitaciones humanas sobre el conocimiento de lo que es real –lo llevan estudiando los filósofos durante toda la historia) es la misma, lo que cambia es como esta apreciación les hace andar, les hace pensar, les hace sentir!


¡Así pues, ser optimista o pesimista es igual de legítimo! Ser muy pesimista porque consideras que la botella está medio vacía (y consideras que el hecho de que quede el 50% es una dada de preocupación, de tristeza o malestar) o ser muy optimista porque ves en la botella medio llena una situación favorable, seguirán siendo posiciones, pensamientos, maneras de ver la vida, totalmente aceptables e igualmente realistas!


Si una persona cree que le irá bien el día y una cree que le irá mal el día (sean exactamente iguales las situaciones en la que se encuentran), estos pensamientos no influirán en como realmente irá el día. Obviamente en esta situación se podría comentar el poder de la mente (ejemplo: si crees que tienes un buen día, sentirás que tienes un buen día porque apreciaras más las cosas buenas que te pasen, te sentirás más seguro/a, etc.), pero esto no condicionará que te pueda atropellar un coche o no. No cambiará su probabilidad. Es decir, ser optimista o pesimista condiciona tu actitud y la predisposición de tu mente a percibir las cosas, pero no condiciona realmente lo que te pueda pasar alrededor, fuera de tu percepción.


Es por eso que hay que cambiar esta mentalidad generalizada que concibe el realismo (la actitud ni eufórica ni depresiva) como la más creíble, como la mejor a la que agarrarse, como la actitud a seguir. Que no nos engañe su nombre, el realismo esta tan cerca de la realidad verdadera como lo están el pesimismo y el optimismo. Incluso el pesimismo exagerado es una apreciación tan cercana a la realidad como lo puede ser el optimismo moderado, el pesimismo moderado o el optimismo extremo.


Las apreciaciones que tenemos de la realidad se basan en muchos factores (tu propia inteligencia, que te hayan enseñado a hacerlo, la honestidad, la capacidad de ser sincero con uno mismo, etc.), pero es un ámbito totalmente diferente a como estas apreciaciones condicionan tus emociones.
Los diversos grados de optimismo y pesimismo existentes no son actitudes que están en línea, luchando para acercarse al concepto inalcanzable de la realidad objetiva, sino actitudes situadas en círculo, equitativas al punto central, que condicionan según las personas y los momentos, los “destellos” de realidad que los tocan.


Es por esto que exijo la muerte del pesimismo y sobretodo del realismo, una actitud hipócrita que se ha apoderado de un nombre que no le pertenece. Y llamo al optimismo, a un optimismo constante, alegre, fuerte y estable. Un optimismo que no tenga miedo a ir lejos, a extremarse sin complejos.


Porque tengamos la actitud que tengamos ante la vida, frente a absolutamente todo lo que nos pase, nuestra respuesta será igual de legítima que cualquier otra. Exactamente igual de realista.


Aún así, si lo hacemos con optimismo, seremos pero que mucho más felices.



Oriol Talló Parra (29 de marzo de 2010; 21:55)

Últimos apuntes (ahora sí) antes de empezar.

He decidido que no voy a tocar un solo punto ni una sola coma, de los escritos originales.

Creo en la revisión de lo que uno escribe para conocerse a uno mismo y para mejorar lo creado, pero me parece que parte de la gracia de esto es que tanto "El somriure de Jun Rail" como "La sonrisa de Jun Rail" sean el mismo blog.


Pido por adelantado disculpas porque sé que se me colarán algunas faltas o algunas expresiones catalanas cutremente traducidas al castellano.



Oriol Talló Parra (17 de agosto de 2011; 13:03)